Pigüé prende el fuego francés: vuelve la Omelette Gigante con 20 mil huevos y un cierre bien cumbiero

La ciudad bonaerense celebrará el domingo 7 de diciembre la 26ª edición de su ritual gastronómico más emblemático: una omelette gigante de origen francés, preparada en una sartén de más de cuatro metros, que convoca a miles de visitantes y culminará con el show de Amar Azul.

Pigüé ya se prepara para uno de esos días en que la identidad se cocina a cielo abierto. El domingo 7 de diciembre, desde las 11, el Parque Municipal volverá a ser escenario de la Omelette Gigante, una tradición de raíces francesas que la ciudad transformó en marca propia y que llega este año a su 26ª edición con un ingrediente infaltable: la participación masiva de vecinos y turistas.

La celebración, que cada año reúne a miles de visitantes alrededor de la imponente sartén de 4,20 metros de diámetro, tendrá en esta edición un récord de sabor: 20 mil huevos aportados por Granja San Miguel, listos para convertirse en una omelette monumental. Como ya es habitual, habrá también una segunda sartén especialmente destinada a porciones aptas para celíacos, un gesto de inclusión que se consolidó con los años.

“Esperamos muchísima gente de la región. Hay agencias de turismo que desde hace semanas ofrecen paquetes para pasar el día o todo el fin de semana, aprovechando el feriado largo”, explicó Florencia Bros, integrante de la organización y responsable de difusión. El pronóstico suma entusiasmo: se espera una jornada soleada y cálida, ideal para recorres los stands, disfrutar de la música y vivir de cerca el espectáculo culinario.

La fiesta se desarrollará durante dos días, acompañando el aniversario de Pigüé, con una programación que combina gastronomía, tradición y propuestas para toda la familia: exposición rural y comercial, paseo de emprendedores, artesanos y manualistas, patio gastronómico y shows de artistas locales. El cierre, el domingo por la noche, estará a cargo de Amar Azul, que aportará una cuota de cumbia festiva al clima que caracteriza a esta celebración.

 

Omelette
Amar Azul cerrará el festival por el 141° Aniversario de Pigüé.

Bros contó también que el equipo viene trabajando desde hace meses. “Aunque llevamos 26 ediciones, siempre empezamos a preparar todo con mucho tiempo. Este año estuvimos muy activos acompañando eventos y promocionando la fiesta; incluso hicimos una omelette gigante en Boulogne para su aniversario”, recordó.

Entre las novedades de 2025, destaca la incorporación de platos descartables biodegradables, aportados por la empresa Eco Town, una decisión que refuerza el compromiso ambiental del festival y que fue celebrada por la organización.

Un ritual que cuenta una historia

Con el correr de los años, la Omelette Gigante se convirtió en un verdadero espectáculo culinario. Desde temprano, familias enteras se acomodan alrededor de la enorme sartén para ver de cerca cómo los Caballeros de la Cofradía —los maestros de este rito culinario— vuelcan, mezclan y cocinan la preparación en un despliegue que combina técnica, humor y tradición.

La escena se repite cada diciembre, pero nunca es igual: el clima, la energía y la participación popular le dan un carácter irrepetible. La mezcla entre el legado francés de los fundadores de Pigüé y el entusiasmo local se vuelve visible en cada movimiento, en cada ración repartida, en cada guiño entre los cocineros y el público.

La expectativa para esta edición es especialmente alta. El feriado largo promete un fuerte movimiento turístico y el buen clima se convierte en el aliado perfecto para recorrer los puestos, probar sabores regionales o simplemente disfrutar bajo los árboles mientras se espera el momento central del día.

La omelette gigante no es sólo un plato descomunal: es un símbolo de comunidad y hospitalidad, una celebración que une generaciones y que confirma que en Pigüé la gastronomía es, también, un modo de contar su historia.

La cocina más famosa del sudoeste bonaerense ya está lista. El domingo, los fuegos se encienden y la tradición vuelve a latir con acento francés.

Historia y secretos del omelette gigante

La tradición que hoy identifica a Pigüé en todo el país tiene un recorrido que atraviesa fronteras. Siguiendo una costumbre difundida por comunidades francesas en distintos rincones del mundo, la ciudad celebra su aniversario con la preparación y reparto gratuito de un omelette gigante, una verdadera proeza culinaria que reúne a miles de comensales y que año tras año reafirma sus raíces.

La práctica tiene un ritual preciso: en la enorme sartén de cuatro metros —símbolo absoluto de la fiesta— se vierten decenas de litros de aceite para dorar el jamón, la cebolla de verdeo, el perejil y la ciboulette. Luego llega el turno de los miles de huevos, que dan forma a una mezcla que termina convirtiéndose en porciones generosas para quienes se acercan a vivir la experiencia. La magia está a cargo de los Caballeros de la Cofradía del Omelette, grupo encargado de custodiar esta tradición gastronómica que se replica en distintas ciudades del mundo donde existen colonias de origen francés.

La Cofradía de Pigüé nació en 1999 y desde entonces la fiesta se realiza cada primer domingo de diciembre, en sintonía con el aniversario de la ciudad. El inicio está marcado por un desfile colorido con banderas, estandartes y los cofrades ataviados con sus característicos sacos blancos, pantalón negro y el infaltable gorro de cocinero. Además del ritual gastronómico, el público puede recorrer la exposición rural y comercial, el paseo de artesanos y disfrutar de espectáculos musicales que coronan la jornada.

Pigüé, cabecera del partido de Saavedra y ubicada en el sudoeste bonaerense, conserva un legado que se remonta a 1883, cuando Clément Cabanettes fundó allí una colonia agrícola poblada por unas cuarenta familias francesas provenientes de la región de Occitania. Ese espíritu, que mezcla trabajo comunitario, hospitalidad y orgullo por la herencia cultural, sigue vivo cada año en la celebración del omelette gigante: un plato que ya no sólo recuerda a los primeros colonos, sino que se convirtió en un símbolo de pertenencia para toda la ciudad.

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