La industria global de bebidas alcohólicas atraviesa un punto de inflexión. Tras años de crecimiento sostenido, el consumo mundial dejó de expandirse al ritmo habitual y los hábitos del consumidor cambiaron de manera estructural. Hoy, quien compra una botella ya no se conforma con una marca reconocida: busca identidad, trazabilidad, autenticidad y un origen claramente definido.
En este escenario, los destilados artesanales, producidos en pequeños lotes, con métodos tradicionales y un fuerte anclaje territorial, están ganando un protagonismo impensado hace apenas una década. Ya no ocupan un nicho marginal: son uno de los motores más dinámicos del sector, especialmente entre públicos jóvenes y consumidores premium.
Las preferencias actuales muestran un cambio cultural profundo. Los compradores buscan conocer la historia detrás de cada etiqueta, apoyar proyectos locales, descubrir productos únicos y estar dispuestos a pagar más por propuestas con propósito. Este comportamiento impulsó el crecimiento de categorías como whisky artesanal, mezcal, pisco boutique, ron de autor, ginebra craft y destilados autóctonos.
Las cifras confirman la tendencia
Las proyecciones globales para los próximos años reflejan una evolución dispar entre segmentos:
- Craft spirits: +7% a +12% anual
- Marcas globales: +2% a +4% anual
- Segmento super premium: +8% a +9% anual
Aunque su participación en volumen sigue siendo menor, los destilados artesanales generan mayor valor agregado, diferencian las góndolas y empujan la innovación de la industria.

El whisky americano como caso testigo
Estados como Texas, Colorado, Nueva York u Oregón vivieron una explosión de nuevas destilerías independientes que transformaron la categoría. Con perfiles sensoriales distintivos, narrativa de origen y procesos cuidados, muchas de estas marcas crecen a doble dígito y captan al consumidor premium que busca experiencias novedosas.
El fenómeno no es exclusivo de Estados Unidos. En Latinoamérica, Europa y Asia se observa el mismo impulso: mezcales regionales, rones artesanales, piscos boutique y destilados autóctonos como el viche colombiano ganan visibilidad y reconocimiento. En paralelo, los grandes grupos internacionales aceleran la adquisición de marcas craft para mantenerse relevantes ante un consumidor cada vez más exigente.
Colaboración, no competencia
El futuro del mercado no se define como una disputa entre gigantes y artesanales. La sostenibilidad del sector dependerá de un equilibrio entre la capacidad de distribución de los grandes jugadores y la autenticidad que aportan los pequeños productores. El consumidor busca ambos mundos.
Oportunidades para toda la cadena
- Productores: integrar productos con origen claro y procesos transparentes.
- Distribuidores: invertir en educación, capacitación y storytelling.
- Bares y puntos de venta: ofrecer curaduría en lugar de repetición.
- Inversionistas: el segmento craft representa margen, diferenciación y valor.
Más que una moda, el auge de los destilados artesanales refleja un cambio cultural profundo. La industria avanza hacia un futuro donde la identidad, el propósito y el origen se vuelven centrales. Ese futuro ya comenzó y está redefiniendo cómo, por qué y qué bebemos.
