Malma, bodega familiar, pionera en el polo vitivinícola de San Patricio del Chañar, Neuquén, es la primera en obtener la certificación del Protocolo de Sustentabilidad.
De esta forma, la bodega se suma a la lista de más de 110 sitios certificados a lo largo del país, en Mendoza, San Rafael, San Juan, Salta, Río Negro, entre otros. Esta certificación es parte de las acciones que la bodega realiza cada año, en su camino hacia la sustentabilidad, que incluye también, la firma de un convenio de colaboración con el INTA, para el asesoramiento en el compostaje de orujo, que luego se usa como fertilizante natural en los viñedos.
“Estamos orgullosos y agradecidos por la certificación obtenida, ya que trabajamos, año a año, bajo los conceptos de sustentabilidad y de realizar las mejores prácticas, para proteger nuestro entorno. El cuidado del medioambiente es fundamental en todo el proceso de realización de nuestros propios vinos”, cuenta Ana Viola, CEO de Bodega Malma. “Seguimos en el camino de transformarnos en una bodega sustentable y acompañar la fuerte tendencia internacional en materia de mitigación del cambio climático, en nuestra zona, la Patagonia, lugar único que elegimos para plantar nuestros viñedos” agrega Viola.
Desde hace tiempo, en Malma se trabaja en la reducción de la huella de carbono, con mediciones a cargo de la consultora EcoQualis, de vasta experiencia en la temática, y sobre todo, en el sector de bodegas y viñedos. Los estándares utilizados por EcoQualis para establecer el inventario de Gases de Efecto Invernadero (GEIs), cumple con los lineamientos entregados por el Protocolo Internacional de GEIs (GHG Protocol por su nombre en inglés), desarrollado por el World Resources Institute (WRI), en conjunto con el World Business Council for Sustainable Development (WBCSD).
La Huella de Carbono es una herramienta de gestión ambiental, que traduce los impactos y las emisiones provocadas por los diferentes procesos en cantidad de CO2 (dióxido de carbono) para conocer, por un lado, el aporte de la organización al cambio climático, y trabaja en las mejoras en base a buenas prácticas ambientales, para reducir o neutralizar las emisiones de gases de efecto invernadero, calculadas como cantidad de CO2 equivalente.
La sustentabilidad ha cobrado cada vez más importancia en los últimos veinte años dentro de la industria vitivinícola internacional, y en 2010 se creó la Comisión de Sustentabilidad de Bodegas de Argentina, con protocolos que tienen un enfoque integral, y que cubre todos los aspectos referidos a la sustentabilidad ambiental, social y económica de la vitivinicultura.
En el caso de Malma, bodega que tiene el asesoramiento enológico de Hans Vinding Diers, además de aplicar la medición de huella de Carbono, también está en proceso de certificación orgánica de los viñedos, con prácticas como el compostaje de orujo y el manejo natural de las malezas.